Braulio se disculpó por su «comportamiento imperdonable» en el vestuario de Martínez Valero el pasado martes, ante la presencia de esta tarde programada para hablar de su renovación hasta 2022. Las incidencias ocurridas tras el pitido final del partido ante el Elche han fue el tema central de la rueda de prensa. «No tengo excusas, hablo por mí y por Cata, pedimos disculpas. Es obvio que son momentos de mucha tensión, en los que estamos jugando mucho y duele ver lo que vemos semana tras semana», se disculpó el director. Coche deportivo de Osasuna.
Tras reiterar no pedir disculpas por su comportamiento, Braulio contó que cuando bajaba al vestuario vio a «Unai con la cabeza abierta, Roberto Torres con el árbitro, Íñigo desolado tras su despido y Darko totalmente desatado». «Traté de tranquilizar a los jugadores y así como el que debería haberme tranquilizado era yo. De todo lo que pudo haber pasado, doy mi sanción como si pudiera ayudar, dentro de la inexactitud de la situación, a no sancionar a ninguno de los jugadores. nuestros jugadores o miembros del cuerpo técnico «.
Braulio reconoce que acudió a De Burgos Bengoetxea diciendo «es una pena», pero asegura que el problema no fue con el árbitro, sino con Antonio Barragán, un jugador del Elche que el propio Braulio fichó por el Valencia en su día como director deportivo del conjunto Ché. «Tuvimos una discusión fuerte, es cierto, pero terminó con un beso. El momento de tensión fue genial, pero la pelea no fue con el árbitro», explicó Braulio.
Osasuna apela a la segunda amarilla de Íñigo Pérez
Braulio reconoció que Osasuna interpuso recurso de apelación por la segunda tarjeta que vio Íñgio Pérez contra el Elche, que le valió su destitución, entendiendo que «es una situación lo suficientemente evidente» para que tenga una resolución favorable para el club rojillo.
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