Si hay un equipo que ha lesionado más gravemente al Español el año pasado, el que tuvo la peor temporada de su historia, es decir Osasuna. El partido de copa desembocó de nuevo en el encuentro en el RCDE Stadium entre el 16 y el 21 de enero, curiosamente con el equipo navarro ahora zambulléndose en la zona baja del primero y el Espanyol completando una temporada lógica y directa en el lugar que perdieron.
El primer duelo entre ambos tuvo lugar en Cornellà-El Prat el 1 de diciembre de 2019. El Espanyol acababa de empatar en casa ante el Getafe y había marcado este partido en rojo por su importancia: ganar significaría acercarse al área de espera y levántate. Y así empiezan los de Pablo Machín, con 1-0 a favor de Marc Roca de penalti. Adrià Pedrosa también hizo el 2-0 antes del descanso, pero su disparo salió desviado.
Tras la recuperación, todo fue surrealista, antinatural para el Espanyol. Rubén García y Chimi Ávila, en los minutos 46 y 49, revirtieron la situación. Dos malentendidos que han comenzado a enardecer a la afición. Facundo Roncaglia, ex periquito, fue expulsado en el 52 ‘, pero jugar con un hombre de más fue un caramelo envenenado. Moncayola y Roberto Torres marcaron 1-3 y 1-4 con un Espanyol indefenso, sin argumentos ofensivos y a oscuras. Calleri logró el resultado en el minuto 93 y Machín llamó «pipiolos» a sus jugadores en la sala de prensa. Tres semanas después sería despedido.
Igual de impresionante es el regreso de Blu y Bianchi, en un partido en el que Abelardo Fernández cantó el mea culpa con el equipo. Los loros, que habían visto ralentizarse su racha ganadora, llegaron a El Sadar con ganas de seguir levantándose pero perdieron 1-0 en una imagen desfavorable, Diego López fue expulsado y David López mostró la su tensión en la zona mixta. «Dime un jugador que no haya corrido y si no lo sabes, no me hagas muecas», dijo a periodistas desplazados.
Ese partido, jugado el 8 de marzo, fue un mal giro que finalmente marcó el comienzo de la pandemia de COVID-19, que detuvo la competencia durante tres meses. Posteriormente, el Espanyol, herido por sus múltiples heridas, algunas tan profundas como la de Osasuna, no pudo recuperarse y acabó donde está ahora, en Segunda. En la Copa llega la oportunidad de redimirse de esa pesadilla que refleja el triste curso del pasado.