En 1914, el vecindario de la Plaza de San Francisco tuvo suerte. Se había completado una importante rehabilitación de los edificios de la plaza y la nueva generación de inmuebles tenía un aspecto y una calidad muy superiores a los que los precedieron. Aparte, toda la urbanización terminaba de ser renovada, por lo cual tenían todas y cada una de las causas para sentirse contentos y orgullosos del vecindario. La plaza estaba presidida en el centro por la mítica Mariblanca, la escultura de la Caridad desarrollada por el artista madrileño Luis de Paret y Alcázar. Fue creado con motivo del agua traída de Subiza a Pamplona, y fue diseñado para complementar la fuente de la Plaza del Castillo. Se puso allí en 1788 y permaneció allí durante 122 años, hasta el momento en que en 1910 fue trasladado a esta nueva y reluciente plaza de San Francisco. No es tan malo …
Hoy la Plaza de San Francisco todavía tiene el pulcro aspecto de 1914, y solo apreciamos el incremento de altura de algunos inmuebles, que se realizó acatando el estilo y la estética anteriores. Solo nos queda aguardar que el Ayuntamiento no estropee este ámbito con bloques nuevos, crocantes e inapropiados, como lamentablemente tiende a suceder en Pamplona. Hoy la cercanía de la biblioteca y las academias, la «Universidad» de San Francisco, marca los ritmos de esta plaza, y el parque infantil en su centro contribuye efectivamente a darle vida. En cuanto a la Mariblanca, la hermosa alegoría de la Caridad permaneció en la Plaza de San Francisco hasta 1927, en el momento en que fue injustamente degradada, trasladándose a un rincón poco conocido de la Taconera. Allí duerme el sueño de los justos, aguardando algún día recuperar su antigua gloria …
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